UNA MUCHACHA QUE ES DE LA TIERRA DE ISRAEL

   

En las sagradas escrituras encontramos personas que se destacan por su tarea y ministerio, son las que van a la vanguardia en la historia y, por lo tanto, las más conocidas. Pero hay otras que no se descubren fácilmente, a no ser que prestemos un poco más de atención.
Quisiera mostrarles cómo esta joven que era de la tierra de Israel se desenvolvió lejos de pueblo y en medio de gente extraña.

Leamos 2 Reyes 5: 1 al 6

I. Era una joven anónima  “...una muchacha”

Algunos comentarios dicen que podría tratarse de una adolescente. Su nombre no se menciona en el relato. No se supo quién era.
La Biblia no declara a todos aquellos que trabajaron para Dios. Muchas veces queremos ser reconocidos en lo que hacemos pero tenemos que saber que la recompensa viene del Señor.La gloria le pertenece a él.

II. Trabajaba en tareas domésticas “...servía a la mujer de Naamán”

Por ser del linaje de Israel no tenía un trabajo privilegiado, era la sirvienta de una familia de renombre en Siria.
Todo trabajo es honroso mientras no ofendamos a Dios.
Debemos ser fieles donde estemos y probablemente tengamos algo mejor más adelante.

III. No se avergonzó de dar testimonio “Esta dijo a su señora...”

Se trató de un simple testimonio el que esta joven dio a su patrona, la mujer del general Naamán y, a su vez, arriesgado dado que era delito en Siria hablar del Dios de Israel. El Señor permitió esta circunstancia, Él lo planeó todo.
No nos callemos por más importantes que sean las personas.
¿Qué nos viene a la mente cuando hablamos de dar testimonio de Cristo? ¿Eventos multitudinarios? Esto está bien.
Pero también se trata de gente sencilla que da testimonio en circunstancias cotidianas, como este caso.
Cumplamos nuestro rol de ser testigos del Señor Jesús sin temor. Predicar con valentía y sencillez, sin prejuicios aunque estemos solos como esta muchacha. ¡Somos embajadores en nombre de Cristo!

IV. Mostró el camino de salvación “Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”

Ella sabía donde se encontraba la solución, creía en un Dios de milagros. La enfermedad de Naamán era incurable.
Fue sencilla y humilde en su consejo, no avasalló, habló sin orgullo, con mucho respeto y nobleza de corazón, sin condenar.
La única respuesta para las personas  y sus problemas es Jesucristo.

V. Reconocía la autoridad del profeta   “...al profeta que está en Samaria”

Dijo “profeta” es decir que ella sabía el respaldo de Dios en Eliseo, a pesar que era muy joven. 
Sabía que el profeta tenía poder para sanar, grande era su fe. Hasta ahí Eliseo no había sanado a ningún leproso en Israel (Lucas 4:27 ) “Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio”)
La joven generó fe en su patrona, no eran palabras débiles ni dubitativas.

VI. Permaneció fiel en tierra extranjera “y la habían llevado cautiva de la tierra de Israel....”

La secuestraron bandas armadas sirias cumpliéndose Deuteronomio 28:32 “tus hijos serán entregados a otro pueblo y tus ojos lo verán”.
No tenía cerca hermanos judíos, maestros de la ley, ni su familia. Tampoco podía estar presente en su congregación pero permaneció fiel en tierra extraña. 
Creía en un Dios que todo lo ve, que nada se le escapa. Éste era el concepto que los verdaderos israelitas tenían de Dios.
Creo que este es el examen más difícil de nuestras vidas: ser fieles en medio de gente ajena a Dios, sin discipulador, ni líder de grupo, ni pastores, ni siquiera su propia familia.

VII. Amó a sus enemigos

Aunque fue robada los sentimientos de rencor no embargaron su corazón. No dijo “que se las arreglen, eso les pasa por secuestrarme”. Era un nuevo escenario, no fue allí por su propia voluntad. Podría haber callado por causa de su dolor. 
A pesar de su corta edad demostró amor y consideración por sus enemigos.
Renovemos nuestro amor y afecto por todas las personas. ¡El Señor ama a todos!

VIII. Era creíble “Así y así ha dicho una muchacha...”

“Así y así”  Se trata de una confianza total en las palabras de la joven. ¡Tremendo!

La mujer de Naamán creyó las palabras de su pequeña esclava y se las comunicó a su marido, y éste al Rey de Siria.
La enfermedad del General había trascendido públicamente y un problema médico terminó en un asunto diplomático. Las sencillas palabras de esta joven se convirtieron en una cuestión gubernamental.
Si somos creíbles vaya a saber las repercusiones y desenlaces que tendrán nuestras palabras. Nuestro mensaje tiene que ser claro, sencillo y convincente.
El primer paso para todo es llegar a ser creíbles ¡Vaya un reconocimiento para esta muchacha! Portadora de una verdad que liberta.

En definitiva

#Sirvamos al Señor porque de él viene la recompensa.

#No nos avergoncemos de dar testimonio por más investidura que tenga la persona.

#Mostremos el camino de salvación a todos. No callemos.

#¡Seamos creíbles!