Es maravilloso saber que fuimos rescatadas y salvadas por el nombre del Señor Jesús. Nuestras vidas no tenían dirección, y tampoco un motivo trascendente por el cual luchar y trabajar. Pero Dios, en su misericordia nos llamó, le dio sentido a nuestro existir mostrándonos sus planes eternos. Podemos decir con seguridad que somos mujeres propiedad de Dios.
En virtud de ello, ¿Qué nos corresponde ahora como hijas del Rey, como mujeres que tienen una vida nueva en Cristo?
¿Porque,
¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula
el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla?
Lucas 14: 28
La
primera responsabilidad que tenemos es ser:
· Planificadoras “..se sienta
primero y calcula”
Planificar
Sig.
Elaborar un plan general, detallado y generalmente de gran amplitudpara la consecución de un fin o una actividad.
Jesús
nos enseña que antes de edificar una torre hay que sentarse y calcular primero.
No podemos construir sin un plan, sin una estrategia, sin haber pensado las
cosas en quietud. La rutina y la vorágine son algunas de las causas por las
cuales no nos tomamos ese momento para sentarnos y planificar.
La
mujer de Dios planificadora es aquella que toma lápiz, papel y evalúa sus
asuntos y en oración le pide al Señor que le ayude a realizar los cambios que
sean necesarios poniendo todo su empeño en ello.
Por
supuesto que las casadas en función de su familia deben planificar con
sus maridos, pero nos referimos a ese tiempo que tenemos a solas con Dios, de reflexión y autocrítica
para ser mejores discípulas.
La
mujer de Dios que es planificadora es a la vez previsora, puede advertir los
peligros, visualizar anticipadamente los males que puedan suceder si se lleva
adelante tal o cual decisión. No somos perfectas, vamos a errar, pero si nos
sentamos y consideramos las cosas el margen de equivocación será menor.
¿Qué áreas de nuestra vida necesitan planificación?
1° La relación con Dios. El tiempo que le dedico
a la oración.
2° La
relación con nuestros esposos, si estamos casadas; o bien nuestros familiares. Qué
aporte puedo hacer de aquí en adelante en mi entorno familiar.
3°
Nuestra economía (Gastos, ingresos, deudas, diezmos, proyectos para la casa) El
texto dice “ver si tiene lo suficiente para
terminarla” No gastar más de lo que entra, pero cuidado con ser tacañas.
4°
Nuestra vinculación con la iglesia y por ende con mis hermanos en la fe (No es
un detalle menor, muchos se alejaron de la hermandad por no sentarse a considerar
cabal y específicamente el problema)
La
segunda responsabilidad como mujeres de Dios es ser:
· Ejecutoras “edificar una
torre”
Una
vez que hayamos planificado debemos seguir adelante y “edificar”, es decir
construir. No quedarnos en la intención. Algunos lo llaman “la laguna del
soñador” refiriéndose a esos sueños y planes que no pueden bajar a la realidad
y a la ejecución.
Edificar
una torre en la época de Jesús y en la actual es un proyecto de gran magnitud
que demanda tiempo, esfuerzo y recursos. Es que Dios nos insta a creerle, a
proyectar en fe y poner manos a la obra confiando que él nos respalda, que está
con nosotras.
Obviamente,
Jesús habla en sentido figurado, no tenemos que edificar una torre pero sí construir
nuestras vidas, colaborar en el crecimiento de nuestros esposos, hijos y
también de nuestras discípulas. A propósito, ¿Estás discipulando?
Cuando
entramos en acción es necesario darle espacio al obrar de Dios, no somos
empresarias seculares, no nos guiamos solamente por los fríos presupuestos, somos
hijas del Rey, sus redimidas, Dios se place en llenar las vasijas de aceite vacías,
por eso debemos mezclarle fe y no pesimismo a lo que hacemos.
“Porque también a nosotros se nos ha predicado el
evangelio como a ellos; pero no les aprovechó la palabra predicada a los que la
oyeron al no mezclarla con fe”
Hebreos 4:2
· En conclusión:
Creámosle nuevamente a Dios.
Planifiquemos nuestras vidas con fe
Salgamos a edificar y hacer bien en el nombre de
Jesús.
¡No
nos olvidemos que somos mujeres de Dios!
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