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EL COMPORTAMIENTO DE LA ESPOSA Grupo Apostólico de Argentina




Habiendo señalado las responsabilidades de los cónyuges, consideraremos ahora los deberes de cada uno: la conducta y el trato que deben existir entre esposos, lo que Dios pide de uno y otro y las cualidades de cada cónyuge.
La palabra del Señor es muy clara y precisa al respecto. Estos deberes
no se pueden considerar como opcionales; son mandatos concretos del Señor. Vivimos en el reino de Dios, bajo su autoridad.
Podemos cumplir estos mandamientos solo cuando andamos en el
Espíritu: «La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se
somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo» (Romanos 8:7).
Un error que cometen los cónyuges con frecuencia es tomar nota cada uno de los deberes del otro, para luego exigir que los cumpla aunque él mismo no lo haga. Dentro del matrimonio, cada uno debe asumir su responsabilidad, sin tomar en cuenta el comportamiento del otro. Si el marido trata mal a su mujer, eso no exime a la mujer del cumplimiento de sus deberes, y viceversa.
Si ponemos en práctica los principios del reino de Dios en la conducta
y trato entre esposos, la paz del Señor gobernará nuestros hogares, nuestros hijos se formarán en el buen ejemplo de sus padres y la buena influencia llegará hasta las próximas generaciones. También otras familias de la iglesia aprenderán a través de nuestro ejemplo y seremos luz y medio de salvación para muchos hogares que están en las tinieblas.

Fundamento bíblico

“Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza-de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo”
(Efesios 5:22-24)

“que la esposa respete a su esposo”
(Efesios 5:33)

“Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el
Señor”
(Colosenses 3:18)

“Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa. Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios”
(1 Pedro 3:1-4”

SUJECIÓN A SU MARIDO

• La sujeción tiene que ver con el principio de autoridad vigente en todos los órdenes de la vida social, sea en la nación, en las instituciones, en los colegios, en las fábricas, en las empresas, en la iglesia, en los clubes y, por supuesto, también en las familias. En todo ámbito hay alguien que ejerce autoridad y que, a su vez, está bajo autoridad.
El propósito de la autoridad es establecer orden, una convivencia armónica, funcional y dinámica para el logro de los objetivos. Todos estamos sujetos de uno u otro modo.
• Dios pide que la mujer se someta a su marido, no que el marido se imponga sobre la mujer. En el reino de Dios toda autoridad es reconocida y no impuesta.
• Sujeción es reconocimiento de la autoridad establecida.
Significa obediencia humilde y con buena disposición de ánimo. La mujer sumisa reconoce a su marido como cabeza y en su espíritu se siente unida, ligada a él. La sujeción no es mera obediencia externa, sino una actitud interior de sumisión y respeto.
• La sujeción no anula a la mujer sino que la ubica para secundara su esposo con todas sus capacidades. Un ministro de economía no se siente anulado por estar bajo el presidente de la nación, sino por el contrario, está en un puesto apropiado para desempeñar bien su función.
• La sujeción no rebaja, sino que protege a la mujer. Larry Christenson afirma: La vulnerabilidad de la mujer no está limitada al nivel físico. Incluye también vulnerabilidad en el nivel emocional, psicológico y espiritual. También en tales casos necesita ella la protección y autoridad de un esposo. (Larry Christenson, La Familia Cristiana, Editorial Betania, pág. 36.)
Dios es bueno. Todas sus leyes constituyen una expresión de amor para con nosotros. Dios quiere que la mujer reciba protección y cobertura a través de la sujeción a su marido. No desea ver a la mujer sobrecargada, agobiada y nerviosa sino relajada y feliz, a fin de que críe a sus niños en un clima de paz, alegría y tranquilidad.
• La sujeción de la mujer no se origina porque ella sea inferior y el varón superior. Jesús, siendo igual al Padre, se sujetó a él en todo.
Tenía el mismo poder y gloria pero ocupó un lugar subordinado para lograr el cumplimiento del propósito eterno. La mujer no es menos, y el hombre no es más. Son iguales, pero en puestos diferentes, según el plan de Dios.
• La mujer debe sujetarse a su marido en todo (Efesios 5:24).
El varón es el responsable general de todas las esferas de la vida familiar.
La esposa se verá exceptuada de esta norma solamente cuando su marido le ordene hacer algo contra la voluntad de Dios, es decir, cuando la obligue a pecar o a apartarse del Señor. En tal caso es mejor obedecer a Dios antes que a los hombres (véase Hechos 4:19).
• Las hermanas que tengan maridos incrédulos también deben sujetarse a ellos y comportarse de modo que sus maridos se conviertan al ver la conducta de sus esposas (1 Pedro 3:1-2).
• Sujeción no implica que la mujer no hable, ni opine, ni desarrolle criterio propio, ni haga ningún aporte o tenga injerencia en los asuntos familiares. No precisa decir sí a todo.

Su rol es el de «ayuda idónea». Por lo tanto, debe opinar, enterarse, dialogar dar su punto de vista, asentir o disentir, aprobar o desaprobar, hacer su aporte. Pero siempre mostrará una actitud de respeto y reconocimiento hacia su esposo y tendrá la disposición de dejar las decisiones finales en manos de su marido, sin amargura ni rebelión interior.

• Cuando una esposa considera que su marido se está excediendo o actuando de manera indebida, debe hablarle a solas (con serenidad y en el espíritu del Señor). Sino la escucha, volver a hablarle ante uno o dos hermanos espirituales, siguiendo las indicaciones de Jesús en Mateo 18:15-17.

TRATO RESPETUOSO

Pablo ordena que «la esposa respete a su esposo» (Efesios 5:33) y Pedro se refiere a la «conducta íntegra y respetuosa» de la mujer (1 Pedro 3:2).
• El trato respetuoso reviste de dignidad y elegancia a la mujer. En cambio, la insolencia la rebaja, la vuelve vulgar, ordinaria.
• Este respeto, este aprecio interior, debe manifestarse en la forma de conversar, el tono de la voz, los gestos, los modales, la mirada. También en el modo de atender a su marido, de obedecerlo, de escucharlo, etc. Sara llamaba «señor» a Abraham, según afirma Pedro (1 Pedro 3:6), donde la presenta como madre y ejemplo de las esposas cristianas. No estamos sugiriendo que las mujeres llamen «señor» a sus esposos, pero sí que lo traten con el debido respeto.
• Esto también implica el no menospreciarlo, sea a solas o delante de los hijos. Y mucho menos frente a terceros. Jamás debe hablar de él en su ausencia, subestimándolo, despreciándolo o ridiculizándolo ante otros.
«La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye»
(Proverbios 14:1).
• La mujer es responsable de enseñar a los hijos con su ejemplo a honrar y respetar al padre. Silos esposos no se tratan con respeto, es muy difícil que los hijos sean respetuosos.
• No hay nada que altere tanto a un hombre como la insolencia y el trato irrespetuoso de su mujer.
• La mujer respetuosa es la alegría de su marido, lo engrandece y lo convierte en príncipe delante de los demás.

BELLEZA INTERIOR Y EXTERIOR

Leer nuevamente 1 Pedro 3:3-4.
La mujer se arregla para ser atractiva y aceptada. Esto no constituye un pecado. Al contrario. Dios mismo ha vestido de belleza y hermosura a la creación. La mujer casada debe procurar ser atractiva para su marido.
Es una verdadera pena que muchas mujeres casadas se abandonen.
Es bueno mantenerse joven y bonita tanto como se pueda. Cuidar la silueta.
Hacer un poco de gimnasia, lucir bien peinada, pulcra y bien vestida todos los días. Las casadas tienen el deber de ser atractivas para sus maridos (únicamente).
Este atractivo no se logra exagerando el arreglo externo con peinados llamativos, joyas de oro o vestidos lujosos. Tampoco adoptando un estilo mundano y «sexy». ¿Qué hace a una mujer atractiva para su marido?
Lo decisivo es lo interior. Afirma Pedro: «Que la belleza de ustedes no sea la externa que sea más bien la incorruptible, la que procede de lo timo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible.»
El mayor atractivo que encuentra un hombre en una mujer es su buen carácter, el que tenga un espíritu afable apacible. Afable quiere decir amable, dulce. Apacible significa suave, sereno, tranquilo.
¡El marido vuelve a enamorarse cada día de una esposa dulce y suave en su forma de ser, de tratar, de hablar!
Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Proverbios 31:10
En cambio, ¿qué atractivo tendrá para su marido un mujer bonita y bien arreglada, pero rencillosa, nerviosa, gritona, peleadora, rencorosa, amargada, quejosa y rezongona?
Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al SEÑOR es digna de alabanza. Proverbios 31:10
Salomón observó: «Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera» (proverbios 25:24). Cuando un marido tiene una mujer amable, su hogar se vuelve un oasis al que él procura volver cuanto tintes. En cambio, el esposo de una mujer rencillosa prefiere quedar se en cualquier otro lugar.
El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Gálatas 5:22-23
Mediante la obra del Espíritu Santo, toda mujer puede llegar a ser una esposa de carácter dulce y suave (afable y apacible). Sin embargo, es necesario andar en el Espíritu cada día.
El Espíritu Santo es nuestro gran recurso para llegar a ser como el Señor quiere.

PARA PENSAR Y CONVERSAR

1. Reconociendo el valor de mantener un buen orden en el hogar, destaque la importancia de la sujeción a la autoridad establecida por
Dios. ¿Cuáles son algunos beneficios de esa sujeción?
2. ¿Qué diferencia hay entre la imposición de autoridad y el reconocimiento voluntario de la misma? ¿Cómo puede funcionar la autoridad legítima de esa manera?
3. ¿Cómo puede una esposa inteligente, activa, creativa y espiritual, aportar plenamente al desarrollo de su hogar cuando su marido es tranquilo, quedado y un poco torpe?
4. Mencione algunas cosas prácticas que puede hacer la esposa para mostrar respeto por su marido. ¿Cuáles son algunas actitudes que debe evitar?
5. Describa una mujer bella y atractiva desde el punto de vista bíblico.



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