Mensaje dado en: Flores (Capital Federal-Argentina), del 08 al 12 de octubre de 1987, en el 8vo. Encuentro de Pastores y Obreros
OBJETIVO:
El
presente desarrollo tiene por finalidad dar a conocer algunas características
propias, o más bien, las más arraigadas, en el comportamiento del varón. Los
puntos de vista a desarrollar no estarán dados desde una perspectiva teológica
o antropológica, sino desde un ángulo vivencial, práctico y cotidiano.
Obviamente,
el comportamiento que señalara como más frecuente en los varones serán tendencias
generales que abundan con mayor frecuencia en ellos, no existiendo necesariamente
todas las enumeradas en todos los varones. Por otra parte, el grado de intensidad
de las mismas variará según la formación y el carácter de cada hombre en particular.
Evidentemente,
hay otros comportamientos propios del varón, además de los aquí mencionados,
pero el análisis de los indicados en este estudio con seguridad permitirá el descubrimiento
de otros a muchos varones (por sí mismos).
Existe
la tendencia en todos nosotros, muy arraigada, de exigir al sexo opuesto un comportamiento
conforme a la psicología de nuestro propio sexo. Esta exigencia se manifiesta
consciente o inconscientemente, y es causa de frecuentes conflictos entre cónyuges,
novios; o grupos mixtos. Nos ayudará a evitar confrontaciones aprender a entender
que cuando el sexo opuesto actúa en forma diferente al modo en que los del
nuestro lo harían, no es una equivocación sino es propio de su naturaleza.
Lograremos así entendernos mejor, y aceptaremos como complementarias las
acciones y actitudes del sexo opuesto.
Nos
limitaremos aquí al comportamiento del varón (para conocimiento de las damas), dejando
el tema complementario --"conociendo a la mujer"-- para que sea
enseñado por nuestras apreciadas, mujeres. No obstante, para destacar algunas
características masculinas, efectuaremos comparaciones con las reacciones
femeninas frente a idénticas vivencias.
Deseo
destacar enfáticamente que al señalar algunas actitudes o prácticas comunes del
varón, no necesariamente implica aprobarlas como correctas. Muchas de ellas
necesitan corrección, otras comprensión, y varias deben ser aceptadas como
propias y valederas en el varón.
CARACTERISTICAS
FISICAS DEL VARON (en comparación con la mujer)
En
general, el varón posee "un poco más" en todos los elementos
constitutivos del organismo (tomando en comparación de idénticos grupos
étnicos):
-
mayor talla
-
mayor peso
-
mayor cantidad de glóbulos rojos
-
mayor cantidad dé glóbulos blancos
-
mayor fuerza
-
mayor resistencia
-
sistema muscular más desarrollado (41% en peso, contra 35%)
-
mayor distribución de vello en todo el cuerpo
-
voz más grave
En
algunos aspectos físicos su contextura es menor:
-
vejiga más chica
-
glándula tiroides más pequeña
-
menor cantidad de grasa (de allí sus formas más "angulosas" o menos
"redondeadas” que las de la mujer)
-
menos fibras de asociación inter o intra-hemisferios cerebrales
Para
evitar suspicacias y malentendidos aclaramos que el nivel de capacidad
intelectual e inteligencia es idéntico para ambos sexos.
La
gran diferenciación física, obviamente, es en los órganos sexuales.
CARACTERISTICAS DEL
COMPORTAMIENTO VARONIL
Hemos
mencionado algunas diferencias físicas como introducción o para preparar el terreno,
mención de la existencia de diferencias
entre ambos sexos en el comportamiento, la emotividad y la psiquis. Buena parte
de esa diferenciación se deriva:
a)
de las características físicas. Basta pensar que el hombre no menstrúa, no se embaraza,
ni amamanta para entender su diferente psicología.
b)
de su formación cultural y de los roles que socialmente se le asigna a cada uno
(por ej., ella: madre; él: proveedor).
c)
dé la propia psiquis
Las
variaciones en el comportamiento de cada sexo corrobora que el hombre y la
mujer son complementarios, que sólo juntos forman un todo, y una vez más queda
claro que Dios los creó para qué juntos sean "una sola cosa".
Entremos
ahora de lleno a destacar las tendencias más comunes en el varón:
1) VIVENCIAS
COMPARTIMENTADAS:
El
varón tiene un casillero mental para cada área de su vida (similar a los de las
conserjerías de los hoteles). Así tiene un casillero para tu trabajo, otro para
el hogar, uno para los deportes y otros para cada área de su interés. Si tuvo
un pésimo día en el trabajo no le afecta para ver por la noche su deporte
favorito, o cenar abundantemente disfrutando su comida (rara vez algo le hace
perder apetito). Puede discutir con su esposa a la mañana, al salir para el
trabajo, y al regresar por la noche tener con ella una relación sexual que le satisfaga
(a ella seguramente no le ocurrirá lo mismo, pues actúa como un casillero sin divisiones.
Para ella todas las áreas están interrelacionadas, y lo que ocurre en una
afecta todas las otras).
Esta
compartimentaci6n no le impide ser íntegro, ya que si lo es, lo será en cada "compartimento".
El varón puede concentrar la atención en un objeto de su interés (lectura, trabajo,
TV, etc. y dejar de tener conciencia del mundo que lo rodea. Esta
característica es irritante para muchas mujeres que no comprenden como él puede
aislarse de tal modo (inconscientemente lo sienten como una falta de
consideración para ellas).
2) VIVENCIAS
LABORALES:
El
trabajo es para el hombre una extensión de su personalidad. El varón necesita
realizarse a través de su trabajo. Le hace falta tener logros laborales para
sentirse apto y mantener su autoestima.
En
muchas, oportunidades él se verá obligado (y no tendrá litigio consigo mismo en
ello) a dar una momentánea preferencia de tiempo al trabajo por encima del que
le corresponda a su esposa y familia (esta circunstancia no es siempre
comprensible para las esposas que sienten el hogar y los hijos como una
prioridad no renunciable ni siquiera por cortos lapsos).
La
mujer llega a sentirse realizada si su hombre alcanza éxito en la gestión
laboral; aun cuando ella deba realizar renuncias y sacrificios para que él
logre sus objetivos. En cambio, el varón no se satisface viendo exitosa a su
esposa en el área laboral si él mismo no alcanzó éxito alguno en este
particular.
Es
frecuente observar el decaimiento anímico del varón cuando se jubila, debido a
la abrupta interrupción de su actividad laboral. Pierde por esto parte de su
autoestima por sentirse "no productivo” (para colmo, pasa a denominarse
“clase pasiva").
3) VIVENCIAS EN EL
AMOR Y EL SEXO:
El
varón suele expresar su amor proveyendo lo necesario para las necesidades
familiares más que por expresiones verbales. Comportarse responsablemente en su
trabajo, proveer adecuadamente a las necesidades materiales del grupo familiar
y sacrificarse en favor de los suyos es el modo de indicar cuánto ama.
Conceptualmente,
el amor no es para él un continuo romanticismo tipo "Romeo y Julieta"
(algunos ni siquiera sienten asiduamente esta necesidad). Sus reacciones
físicas están muy en la superficie y son fácilmente encendidas sin una etapa
previa de romanticismo.
Sobre
la actitud del varón hacia lo sexual, la mejor definición que escuché es la
siguiente:
El
hombre sigue el lema de los "boy Scouts": siempre listo. El no
requiere mucha preparación siempre está disponible para disfrutar de un
encuentro sexual. Especialmente en sus años más jóvenes no le preocupa el
lugar, la hora, el ambiente, el estado de ánimo, cuántas tareas faltan terminar
en el hogar, si los chicos están por llegar, o si la suegra está preparando la
cena en la cocina. Sus deseos sexuales están a flor de piel y se encienden por simples
detalles, furtivos pensamientos o por el mero transcurso de uno o dos días
desde su última relación.
El
instinto sexual del varón es muy intenso, no necesariamente mayor que el de la
mujer pero sí más constantemente “en la superficie”. La relación sexual libera
tensiones en el varón (no olvidemos que en una eyaculación de fluido seminal
existen más de 300 millones de espermatozoides, que indica cuánto trabaja el
sistema reproductor masculino). Aún el hombre satisfecho sexualmente por su
mujer necesita luchar contra la tentación al ver a otras mujeres. El hombre se
estimula fuertemente por lo que ve. Es interesante que en Mateo 5:28 el Señor
advirtió a los varones: "cualquiera que mira a una mujer para codiciaría
ya adulteró con ella en su corazón", no habiendo una advertencia
equivalente para la mujer.
El
instinto sexual está íntima e intrínsecamente ligado al ego masculino. En el
concepto del varón, la vida sexual satisfactoria es equivalente a virilidad, y
el fracaso en el lecho matrimonial es para él fracasar en la vida.
4) LÓGICA,
EMOTlVlDAD, SENTIMIENTOS, COMUNICACIÓN:
a)
En el varón las actitudes derivadas de la razón preponderan sobre las que se
derivan de sus sentimientos (a la inversa que en la mujer) . No es que razone
más y quiera menos, sino que a igualdad de razonamientos y sentimientos que la
mujer, él se inclina por obedecer a lo que razonó por encima de lo que sintió.
Ejemplo
l: En una pareja de novios él puede decidir no salir con su novia un sábado si una
razón valedera lo exige. En el concepto del varón esto no significa falta de
interés por su pareja. A la joven le costará aceptar (aun cuando entienda
perfectamente la razón) que su novio no venga a verle el sábado. Seguramente,
sufrirá tal situación como un pequeño "desamor" de él (aunque
teóricamente entienda que no es así).
Ejemplo
2: Matrimonio joven en el cual ambos trabajan fuera del hogar: Si por alguna razón
él estará en casa durante un día laborable, ella estará dispuesta y feliz de
faltar a su trabajo Para estar con su esposo (para ella él es más importante
que todo lo demás). Si la situación es inversa, a él no se le ocurriría faltar
a su trabajo; aún no tiende a faltar si su esposa queda algo enferma (para él
esta acción no es una falta de amor, sino algo sencillamente lógico).
b)
El varón no es comunicativo de su vida interior. En general, no saca a luz
fácilmente sus frustraciones preocupaciones o necesidades (tal vez por su
arraigado concepto de que virilidad es sinónimo de dureza, o por su creencia de
que sobre sus lomos pesa la responsabilidad primera de no claudicar en la
lucha, y resolver cuanta dificultad enfrente).
Cuando
el hombre está bajo presión emocional, por lo general se calla, cierra los
accesos de comunicación y reprime sus sentimientos.
Esto
especialmente en presencia de su mujer (expresar sus sentimientos o llorar lo
siente como falta de virilidad). Es importante entender esta característica del
varón ya que de otro modo se generan conflictos entre cónyuges. El es reservado
por convicción y su esposa considera su reserva como una falta de amor y
confianza para con ella. Así, ella comenzará un careo detectivesco para que él
hable, y como consecuencia su esposo se cerrará aún más.
Es
de inestimable ayuda la mujer que sabe llevar a su hombre a un diálogo que le permita
exponer su ser interior. No menos estimable es el hombre que sabe vencerse a sí
mismo y así poder comunicar su necesidad. Generalmente, el hombre no expondrá
sus dificultades interiores si no encuentra una esposa amorosa, dispuesta a
comprender sin criticar.
c)
Es infrecuente para el varón llorar (inconscientemente lo juzga una
característica femenina. Cuando llora es porqué sus fibras más íntimas fueron
conmovidas. Tampoco es frecuente que el hombre cuente detalles de cómo pasó el
día, a menos que algo muy notable le acontezca.
d)
El varón no es cíclico en las diferentes manifestaciones de su carácter. Su
manera de ser y comportarse es más estable a lo largo del tiempo (a diferencia
de las mujeres cuyo estado anímico es influenciado según la alternancia de su
ciclo menstrual).
Si
es huraño, o melancólico, o extrovertido, o con cualquier otra característica,
lo será todo el tiempo sin variaciones extremas. No es común en el hombre
sufrir con frecuencia estados depresivos (tal vez, por esta razón le cuesta
tanto entender porque su esposa pasa tan cíclicamente por esta circunstancia).
e)
Su manera de comunicarse en general es directa y sin dar muchas explicaciones.
Lo que dice es la expresión de lo que pensó previamente (a diferencia de la
mujer que habla lo que siente). Del mismo modo que habla, necesita que se le
hable; o sea, en forma directa. Así captará el mensaje que se le desea
transmitir.
Ejemplo
l: Un día cualquiera en el hogar, cada cónyuge está con sus tareas específicas.
La
semana ha sido intensa para ambos, laboralmente hablando. Ella expresa en
repetidas oportunidades a su esposo cuán cansada está, mientras continúa con
sus quehaceres.
¿Qué
registra el esposo en su mente?: "Mi esposa está cansada. Seguro hoy se
acostará temprano."
¿Qué
quiso comunicar ella? Que él la remplace en sus quehaceres.
Llegan
así al final del día, cada uno en su respectiva tarea, y ella lo interpela
diciendo: "Todo el día estuve diciéndote lo cansada que estoy, y no fuiste
capaz de darme una mano".
El
queda azorado por el reproche, no entiende el porqué del mismo, se siente injustamente
atacado y contesta: "¿Por qué no me pediste simplemente que te ayudara? Con
gusto lo habría hecho; yo también estuve trabajando.
Los
mensajes indirectos que la mujer envíe al varón no serán entendidos por él.
Ejemplo
2: Un día sábado en el hogar. A las 15 hs. ambos cónyuges deben salir y son ya las
13 horas. Ella está atareada con varios preparativos y, además, cocinando. El
está arreglando la aspiradora (muy concentrado en su menester). Desde las 12.30
hs. ella está diciendo que se le hace tarde, que restan terminar muchos
quehaceres antes de poder salir y que deben apurarse a almorzar.
Todo
continua igual hasta que a 14 hs. ella llama a sentarse a comer y descubre que
la mesa no está puesta. Allí explota diciendo: "¿Cómo no pusiste la mesa?
¿No me viste atareada?, corriendo de aquí para allí? ¿No viste que se hacía
tarde?"
El,
asombrado, sale sacudido de la concentración, vuelve al mundo, y le dice con
tono subido: "Mujer, si querías que ponga la mesa, ¿por qué no me lo
pediste?"
Ejemplo
3: Los cónyuges están cenando. El va por su tercer vaso de soda, y ella con su copa
vacía (sin que fuera llenada una sola vez) va "aumentando su
temperatura". A los postres, ya saciada su hambre y sed, él se percata que
el rostro de su esposa es diferente que cuando se sentaron a la mesa, y
pregunta: ¨¿Se puede saber por qué esa cara de circunstancia si cuando nos
sentamos a comer estabas sonriente?"
Ella
contesta: "¿Es que no te diste cuenta que yo también tengo sed? ¿Es que no
te intereso?"
El
contesta (sintiéndose como cuando le llegó una boleta por cruzar la luz roja el
día que no había sacado el coche del garaje): "Si tenías sed, ¿por qué no
me pediste que te sirviera soda? ¿Crees que soy adivino?"
Lo
que deseo resaltar con estos ejemplos no es que la actitud del varón es la
correcta, o totalmente inocente, sino más bien que él no es consciente de los
detalles que la mujer sí observa. El necesita la mención directa de lo que de
él se espera.
Ejemplo
4: Ella, con un pantalón muy gastado que viene usando varios días seguidos, dice
a su esposo: "Querido, ¿qué tal estoy?" El contesta: "¡Rebién!
Cada día más hermosa."
Ella:
"¿No notas que me hace falta algo?" El: "No; todo en ti está
agradable."
La
escena se repite por varios días hasta que ella se cansa, y dice: “¿Hasta
cuándo seguiré usando este pantalón para que te des cuenta que debo
cambiarlo?"
El
contesta, muy asombrado, "¿Por qué no me dijiste que querías comprar un
pantalón nuevo?"
Cuando
el hombre es el que pregunta, generalmente busca informarse. No es infrecuente
que sea mal entendido, pues la mujer la pregunta la asimila como algo muy personal.
Ejemplo
5: Llega por la tarde al hogar el nuevo lavarropas. El no está en casa. Ella recibe
el artefacto, y lo ubica en el lugar que mejor le parece. Al llegar él, revisa
el artefacto, lo hace funcionar, mira la garantía y pregunta: "¿Por qué
decidiste ponerlo aquí y no allí?"
Ella
contesta un poco exaltada: “¿Qué sé yo? Mejor habría sido que llegara cuando estabas
vos.”
El
deseaba con su pregunta conocer la razón de la ubicación. Ella consideró que se
cuestionó el lugar elegido.
Cuando
el hombre contesta, en general, emite información y no un juicio referente al tema
de la pregunta recibida.
Ejemplo
6: Los esposos están en un retiro espiritual de varios días, donde varones y mujeres
duermen en pabellones diferentes. Al amanecer, los cónyuges se sientan juntos a
desayunar y ella pregunta: “¿Qué tal pasaste la noche?”
El
responde: “¡Bieeeennn, con lo cansado que estaba dormí como los dioses!”
Ella
dice, atribulada: “¿Como pudiste pasarlo bien sin mí? ¿Acaso no me extrañaste?
Yo casi no dormí pensando en vos.”
El
sólo dio información de como durmió. Ella infirió que él no la necesitó ni la extrañó.
Estos
comportamientos son tan característicos y evidentes, que si no se aprende a conocerlos,
siempre habrá desacuerdos innecesarios.
f)
La necesidad de compañía en el varón se suple por la simple cercanía de su
mujer.
Ejemplo
l: El matrimonio pasa todo el fin de semana en el hogar, muy atareados ambos en
sus quehaceres específicos. Llega la noche del domingo y ella pregunta “¿Cuándo
podremos pasar un día juntos?”
Él,
próximo al desmayo por asombro ante el tenor de la pregunta, contesta: “¿Y cómo
hemos estado estos dos días? Hace meses que no pasaba dos días enteros en
casa.”
Para
el varón, este tipo de estadía con su esposa provee de la necesaria
satisfacción por estar con ella. La mujer, en cambio, necesita la exclusiva
atención de su hombre para satisfacerse. A ella no le basta tenerlo de “cuerpo
presente”, mientras que a él sí (es probable que él se queje sólo si se le
niega la cuota de sexo que anhele).
g)
Es característico del varón minimizar los problemas. El hombre tiende a
empequeñecer la trascendencia de las dificultades. No les asigna demasiada
importancia a menos que se vea muy acosado por ella.
Ejemplo
l: Día 22 de un mes cualquiera. Los recursos económicos para subsistir están llegando
a su fin, y dentro de tres o cuatro días llegará la factura de gas que vencerá antes
del final de mes. El no pensará ni se preocupará por el asunto hasta el día que
llegue la factura. Tampoco se molestará en demasía si decide pagarla vencida al
mes siguiente. Ella vivirá pendiente del valor con que llegará la factura y
estará incómoda hasta que se la abone.
Ejemplo
2: Se cae el hijo de ambos de la bicicleta y comienza a llorar desconsoladamente.
Ella da un grito y corre a levantarlo. El mira, ve que el chico llora pero que
se incorporó sin dificultades, y entonces sigue trabajando en lo que venía haciendo.
Ella
piensa: Es un desalmado.
El
piensa: Es una exagerada.
Lo
que ambos deben entender es que cada uno está actuando del modo en que fueron creados
por Dios, y no asumir que el cónyuge está mal por actuar de un modo diferente.
El varón procesa en general la información que recibe a través de su mente,
mientras que la mujer lo hace a través de los sentimientos.
En
general, el varón pensará en el problema en el momento en que deba resolverlo,
y lo archivará el resto del tiempo, no dando al mismo tema gran trascendencia.
Si al hombre no le interesa un problema, simplemente lo archiva y se olvida de
él, en contraposición a la mujer que si conoce un problema y le interesa,
aunque no le atañe se preocupa como si fuera propio.
h)
El varón graba en su memoria la generalidad de lo que ocurre pero no los
detalles ni las fechas (esto regularmente no capta su atención). La esposa
podrá insistirle para que él agudice su memoria y descubra por sí mismo que
debían celebrar ese día. Aun así, él no se dará cuenta que es el aniversario de
bodas, hasta que ella le entregue el regalo que ya un mes antes compró.
Seguramente,
él recordará una fiesta por lo fastuosa, pero no cuando se realizó. Ella, muy
probablemente, recordará que celebraciones hubo antes y después, quiénes
fueron, cómo fueron vestidos y múltiples detalles más.
i)
El varón no se ofende fácilmente ni es rencoroso. Sí otro varón (o mujer) no lo
saluda, o no lo invita a determinado evento, o le gana una partida, o es más
fuerte que él, no se siente ofendido. Puede enojarse con alguien y al poco
tiempo estar compartiendo con él una actividad conjunta sin mayores
inconvenientes. Restablecido el vínculo luego de una discusión, no guarda
rencor por lo sucedido.
Ejemplo
l: Varias veces en mí trabajo discutí con otro. Aún llegué, enojado, a colgarle
el tubo del teléfono. Sin embargo, el día siguiente volvemos a tratarnos
empezando de nuevo como si nada ocurrió. Sólo ante una mala actitud reiterada
del otro, el varón adopta un corte de la relación.
j)
No es intuitivo con las personas. A diferencia de la mujer que con un rápido semblanteo
casi radiografía a la persona que enfrenta, el hombre no juzga por su intuición
a quienes trata (casi podría asegurar que carece de esta capacidad en el trato
con personas), difícilmente capte cómo es el otro (u otra) por intuición o
sentimientos.
Juzga,
en cambio, por los hechos y el comportamiento valorando especialmente las características
varoniles que acredite el observado.
Para
emitir un juicio sobre otros necesita tener elementos que respalden sus conclusiones
y le disgusta que se evalúe a sentimiento" (aun cuando reconozca que dicha
evaluación fue acertada).
5. OTRAS VIVENCIAS
TÍPICAS DEL VARÓN:
a.-
No asigna trascendencia a la vestimenta. Es común observar una pareja de novios
paseando por la tarde, o asistiendo a una fiesta, donde ella está
primorosamente vestida, y él casi de entrecasa (además no se siente molesto por
encontrarse con otros asistiendo al mismo lugar bien vestidos para la ocasión).
Disfruta estando con “ropa de fajina” y es casi un esfuerzo tener que cambiarse
para salir de casa (a la inversa de ella que es capaz de cambiarse y peinarse
tan sólo para ir al negocio que está a la media cuadra).
El
no sentirá mucha molestia en atender alguna urgencia mecánica en su auto o en
su casa cuando está con ropa de salir (para la mujer esto es una falta
gravísima que rara vez ella cometerá).
Es
inentendible al varón el sufrimiento de una mujer si ésta tiene que usar el
mismo vestido en dos fiestas diferentes también le cuesta comprender que ella
quiera cambiar el vestuario cuando el que posee aún no está desgastado.
Mujeres:
¿Reconocen la frase, “¿No tengo nada que ponerme”?
b.-
La casa es para el varón un lugar de reposo, de descanso y no su ámbito normal
de desempeño. Al varón no le preocupa mucho el estado de la pintura, si las
cortinas están desgastadas, o si el piso ya merece ser cambiado. Más bien le
interesa que al volver del trabajo no encuentre demasiada actividad que le
impida reposar y que el ambiente esté sin tensiones. Los días feriados o los
fines de semana (y más enfáticamente aún los días laborables) no desea salir de
su casa, sino más bien llegar a ella y quedarse. Así, la presentación y el
estado de la casa no le interesa tanto como la paz y tranquilidad que encuentre
en ella.
Deseo
destacar que el varón necesita tener actividades fuera de la casa (trabajo, deportes,
vida de relación) ya que en ésta no es donde él siente que está su dominio.
La
esposa que asfixie esta necesidad tendrá un marido descontento.
c.-
El varón es competitivo. Cuando practica un deporte no lo hace sólo como pasatiempo
sino que se esfuerza por ganar. Le ocurre lo mismo si va en coche, compite con
otros que encuentra a su paso. Competir por el simple hecho de probarse a sí
mismo le hace bien (es un recurso común, para que un joven ejecute algo,
desafiarlo diciendo que no será capaz de hacerlo).
No
es infrecuente que se esfuerce en alcanzar metas que no le reporten beneficios tangibles,
por la sola raz6n, de probar que puede. Competir es para el hombre casi una
necesidad intrínseca. No tanto para ser reconocido como el mejor sino para satisfacer
su propia necesidad. No busca superar al otro para humillarlo, sino para la propia
satisfacción.
d.-
Tiene alma de Quijote. Es frecuente que se mezcle en ayuda a terceros cuando
los ve necesitados. Recuerdo cierta noche, yendo a lo de mis suegros en
automóvil, con toda mi familia, vi una camioneta llena de muchachos molestando
a uno que estaba solo en la calle. Paré mi auto, bajé enardecido a defender al
débil (mi esposa quedó asustadísima gritando que vuelva), y cuando llegué hasta
el "indefenso" resultó ser amigo de los otros y terminó yéndose con
sus bromistas compañeros (gracias a que fue así hoy estoy contando esta
historia).
e.-
Le satisface el esfuerzo físico. Ejecutar tareas rudas, boxear, luchar, pelear,
golpear, hacer esfuerzos físicos le agrada, le satisface y le distensiona.
Puede
no aprobar el boxeo pero disfruta viéndolo. Se enardece con la acción (basta mirarlo
cuando ve una pelea en una serie de TV, o como se posesiona cuando está la película
de Rocky). La aventura y el peligro le atraen y en todo ello encuentra una manera
de probarse a si mismo. Casi podemos asegurar que para mantener su autoestima
viril necesita estos esfuerzos.
No
es casualidad que todos los récords mundiales máximos pertenezcan al varón.
Esto
corrobora la diferencia física, lo cual no es un detrimento del sexo femenino, sino
que indica qué características dio Dios a cada sexo y por qué el varón actúa como
hemos mencionado.
f.-
El varón no frecuenta al médico. Creo que inconscientemente considera una debilidad
no resistir el dolor y asistirse médicamente (obviamente esto es un grave error).
Tiene en general un marcado miedo a enfrentar al médico, recibir la noticia de una
mala enfermedad, o enfrentarse a una operación.
Comparativamente
el varón va menos veces al médico que la mujer y sufre menos operaciones. Sin
embargo, como regla general, mueren antes que las mujeres.
El
varón tampoco presenta gran aptitud para cuidar un enfermo o ser solícito en la
atención de su esposa enferma. Se esforzará por comprar todo lo necesario y
verá que nada falte, pero no sabrá muy bien qué hacer en caso necesario, más
allá de llamar al médico.
g.-
Por regla general, no será rápido en las tareas del hogar, propias de la mujer,
en las que colabore. Si ayuda a limpiar un baño, o a arreglar la pieza, es
probable que llegue a efectuar bien el trabajo, pero seguramente tardará el
triple que su mujer (no debemos olvidar que ese no es su mundo, y que solo lo
hará por colaboración más que por gusto).
La
iniciativa para efectuar las tareas “propias de la mujer” no le sobrevendrá por
sí solo (aunque observe que están pendientes) a menos que su esposa se lo
solicite. Si ella no menciona nada su interés estará concentrado en otros
menesteres que le son propios (lavar el auto, arreglarlo, desarmar la aspiradora
descompuesta, pintar las rejas, etc.) . Lejos, está de sus metas ser un buen
“amo de casa”. Colaborará gustoso, pero nunca lo asumirá como un rol propio.
h.-
El varón no presenta comúnmente grandes aptitudes de comprador. Cuando va de compras,
generalmente entra al negocio elegido, pide la mercadería, pregunta el precio,
paga y se va. Difícilmente regatee mucho, y casi nunca dejará de comprar si le
hizo mostrar muchas cosas al comerciante.
Es
muy difícil que entre en un negocio en el que haya concurrencia mayoritaria de mujeres,
y poco menos que milagroso que se anime a comprar personalmente una prenda
íntima para su mujer (a lo sumo, pedirá a alguna amiga de la esposa, a su madre
o familiar mujer muy cercano, que lo haga por él) .
Generalmente,
cuando entra a un negocio, va con la idea definida de lo que va a comprar,
realiza la compra y se va. ¡Qué diferencia con ustedes mujeres! ¿No?
i.-
Lecturas cotidianas. Lee con avidez el periódico casi como una necesidad imprescindible,
revistas técnicas o de aventuras y acción. Cuando lee una revista frívola, lo
hace más por el deleite en lo que ve, que por los pormenores de la vida de aquellos(as)
que aparecen en las fotos. Obviamente, lo anterior se refiere a la lectura de
información diaria, y entretenimientos. En la lectura seria, existe menor
diferenciación con el sexo opuesto.
j.-
Es en general posesivo y tiene tendencia a querer imponerse. Esto es tal vez
por deformación de su carácter derivada de su rol de proveedor, o de la
exigencia de que deba ser quien generalmente tome la iniciativa.
Otra
razón para esta tendencia puede ser por la visión de que su rol es vencer, organizar,
encauzar, cuanto lo rodea (naturaleza, seres y cosas). Por esto, le es difícil al
varón integrarse a una actividad sin objetivos definidos o sin metas que
alcanzar.
No
capta claramente que algunos estén juntos, o reunidos “por estar no más”.
Es
típica su pregunta cuando ella le comenta que va a pasar un rato con algunas amigas:
"¿Y para qué se van a juntar?" El varón necesita encontrar
motivaciones razonables para cuantas actividades realiza, caso contrario no las
encuentra valederas.
Es
latente el peligro de esta actitud en muchos varones, pues manejan su hogar
como si fuera una empresa, olvidando que están tratando con seres humanos. A
pesar de su actitud positiva y luchadora, el hombre necesita como fuente de sus
energías el respaldo permanente de su esposa. Demos al varón todo tipo de ayuda
y quítele de su esposa el respaldo, y le habremos anulado por completo.
CONCLUSIONES FINALES
Muchas
de las características del varón, enumeradas aquí son naturales y correctas.
Estas
deben ser comprendidas y sobrellevadas con alegría por sus esposas (y él deberá
hacer lo mismo con su contraparte.
Obviamente, algunas vivencias mencionadas en el presente estudio como
propias del varón, necesitan ser modificadas. Toda esposa debe aprender que los
cambios no sobrevendrán por presionar para que acontezcan, sino por ejercer fe,
paciencia y por orar para que Dios obre en su hombre.
Quiera
el Señor provocar con este sencillo estudio la comprensión en la mujer del
“mundo del varón”, aceptando con alegría las diferencias con su natural
"mundo de mujer".
Eduardo
Dúo es Pastor de la Comunidad Cristiana en Miami, EEUU.
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