Cada estación tiene un significado espiritual. Podemos encontrar el despertar de la primavera, los deseos del verano, las canciones del otoño y la fuerza del invierno.
Así como en la naturaleza hay cambios en la temperatura y el tiempo pasa de soleado a brumoso nosotros también afrontamos ciclos de variabilidad.
En nuestras manos está el mantener siempre el equilibrio, dejando que el Señor controle nuestras emociones.
El invierno (cant. 2:11)
El invierno representa las pruebas por las cuales pasamos. La dura prueba. Algunas pasan como un terremoto (1pe. 4:12/13)
*Tiempo de falta de frutos (vivo para mí mismo)
*Tiempo de sequedad (falta de llenura del Espíritu Santo).
*Tiempo de enfermedad o escasez económica (El Nuevo Goliat que se levanta es la economía nos decía Marcelo Odone).
La primavera espiritual (cant.2:12/15)
La primavera representa una nueva estación espiritual, tiempo que nos va preparando para algo mejor. En este periodo se muestran las flores, belleza, perfume, color.
*Es cuando los hijos de Dios comienzan a mostrar el carácter Cristo.
*Es tiempo de la canción, de alegría. una nueva infusión de gloria y gozo en la alabanza, se adora en todo momento y lugar, brotan cánticos nuevos.
*Es tiempo donde se oye la voz de la tórtola (paloma). Es decir la voz del Espíritu Santo.
*Es tiempo donde salimos de los “agujeros de la peña”, “de los escarpados parajes”, de nuestras situaciones y nos abocamos a compartir el evangelio donde estamos. En síntesis se trata de compartir su amor que reside en nuestro interior.
*Es tiempo donde el Señor quiere oír nuestra voz a través de las oraciones, de una vida en intimidad con Él.
*Hay crecimiento “nuestras viñas están en cierne”. Se establecen contactos con nuevas personas a fin de que sean discípulos de Cristo. Se descubren “las pequeñas zorras” que dañan el cuerpo de Cristo. Dios nos da discernimiento de lo que ocurre.
El verano (Proverbios 10:5)
El verano espiritual representa tiempo de cosecha espiritual. No quedarnos dormidos. Los grupos se ponen atractivos y los hermanos trabajan trayendo su fruto.
El otoño...
Tiempo de hojas amarillas que caen. Debemos cuidarnos de la vejez y de la dejadez espiritual.
Es el cristiano que por la falta de uso de sus dones y de la quietud se vuelve un creyente pasivo, un mero espectador. (2 Juan 1:8)
Conclusiones
Pasaremos inevitablemente por las cuatro estaciones espirituales.
La calidad de nuestras vidas en Cristo será medida al final, cuando hayan pasado todas las estaciones. Si te das por vencido en el invierno habrás perdido la promesa de la primavera y la belleza del verano. No te juzgues por una sola estación.
No dejes que el dolor de una etapa destruya la dicha de lo mejor que puede venir.
Soporta con valor las dificultades y los momentos difíciles a fin de disfrutar de los buenos tiempos y fruto abundante.
Dios nos conducirá donde se propuso llevarnos (Filip. 1:6)
Liliana R.
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